PROHIBIDO PROHIBIR

El parlamento catalán pone a debate el arte taurino. Increíble la incoherencia traducida a debatir sobre la celebración de una manifestación artística en un país dónde tanto nos ha costado presumir de Libertad. Un país en el que sus ciudadanos son libres de asistir o no a cualquier espectáculo, un país donde se puede elegir lo que se quiere ver gracias a la diversidad de cadenas televisivas; un país donde tienen cabida hasta los que se sienten de otro país aunque su imaginaria frontera concluya donde un capullo como el Laporta quiera definirla, un país donde hasta podemos elegir si defender nuestro territorio sin tener la obligación de ir a la antigua “mili”… en fin, un país donde hasta los hijos de puta con bandera vasca son defendidos de los piratas y resulta que, de buenas a primera, se plantea la cuestión de celebrar corridas de toros. Si no quieren festejos taurinos, que no vayan, que no compren la entrada, que cambien de canal cuando sea televisado, que sean libres; pero que dejen que los demás elijan si quieren ver el arte o no, joder, que mucho nos ha costado ser libres para que una panda de idiotas mal llamados ecologistas quieran prohibir lo que para muchos es un arte. ¿Desde cuándo el arte se prohíbe?
No quiero entrar en valoraciones ecológicas ni de supervivencia de la especie del toro bravo, porque ya se han vertido ríos de tinta sobre el asunto. Simplemente, deseo hacer un alegato a la libertad, a esa libertad que tanto hemos invocado y que ahora desean degollar.
Ellos se preocupan de que no se maten toros mientras a mi me aterra que se asesine a la libertad. Existen en el mundo otras cuestiones más importantes que atañen al ser humano como para perder el tiempo intentando prohibir algo tan nuestro y artístico como el arte del toreo.
Insto a los anti-taurinos catalanes a que dediquen su tiempo (es una sugerencia) a que se manifiesten y debatan sobre la situación de las prostitutas en los alrededores de su mercado ofreciendo mercadería humana, que se enfrenten a los proxenetas que ponen banderillas negras en el corazón de las mujeres, o bien se den un paseíllo por el barrio chino y luchen contra los pinchazos de la droga, o quizás persigan a los reventas disfrazados de asustaviejas que pululan por las casas antiguas del barrio gótico, o tal vez que se pinten de rojo en la puerta de cualquier listo de la ciudad condal que quiere crear fronteras cuando en pleno siglo XXi es la globalización y la ausencia de fronteras la que avanza en el mundo. Y puestos a colaborar, que propinen estocadas a los bancos hijos de puta que han cortado el grifo para que el pueblo muera de sed.
Hay asuntos más urgentes e importantes que debatir e intentar prohibir lo que es un arte. Y sobre todo, no arrinconen contra las tablas a la libertad, que nos ha costado mucho, pero mucho, así que… sean dignos y mueran como el toro, de pié y luchando, pero contra las prohibiciones, sean las que sean , que como se dijo en el mayo francés: ¡¡PROHIBIDO PROHIBIR!!

Luis Galán.