miércoles, 27 de mayo de 2009


ALDABONAZO DE DANIEL LUQUE EN MADRID
Tarde importante de Daniel Luque en Las Ventas, donde apostó fuerte arriesgando en sus dos toros que no fueron fáciles ni mucho menos, sobre todo el primero donde prácticamente se inventó la faena, pero en el segundo hubo muletazos de mucha calidad.
Lo que pudo haber sido una tarde de tres o cuatro orejas se quedó en una sola por el mal uso de la espada, pero ojo a este torero que sabe torear y tiene valor del de verdad.
Madrid lo esperará y a poco que un toro le meta la cara, se lo llevarán a hombros por la cara de Alcalá.

sábado, 23 de mayo de 2009

¿Se puede torear mejor de capote?


Quizás la única o una de las pocas veces que en Madrid se corta una oreja por una faena de capote ya que de muleta el toro se acabó muy pronto. La sensibilidad de 23.000 personas hizo posible el hito histórico.

Sueños de pantalones cortos

Vengo dándole vueltas a un asunto del que no estoy seguro si resulta interesante de apuntar o si ni siquiera puede extenderse como para elaborar una opinión en una revista taurina. En mi intento de enfocar el tema, he viajado hasta la infancia sin esfuerzo (os lo puedo jurar) y voy a comenzar por ahí, por esa etapa de toda mi vida.

No hace muchos años, un par de décadas y algo más, un niño andaluz no era andaluz si en sus sueños no aparecía un toro negro vencido, visto desde la altura que regala una salida a hombros. Todos los niños (excluyo empollones y ricos) querían ser toreros. Jugar al toro se convertía en el pasatiempo de críos invadiendo calles poco transitadas y rebotaba en el asfalto cada ole de las generosas espectadoras con trenzas y calcetines blancos. Alguien que tenía un tío que era amigo de uno que conocía a otro que trabajaba en el matadero, era el líder de la pandilla taurina a causa de la posesión de dos astas enlazadas por una madera. Mientras jugaban, algún que otro aficionado que salía de la taberna se quedaba mirando a los chavales pensando que quizás alguno de ellos, un día no muy lejano, se vestiría de luces en la Plaza Real. Realmente, y aquí radica todo lo que quiero decir, los toreros era mitos, ídolos, personajes admirados, ejemplos vivos a seguir, héroes populares, hijos de nadie y triunfadores de la pobreza, asesinos del hambre, sueño de pantalones cortos, flequillo despeinado, todo. Los toreros eran todo. Noche de reyes: mañana de muleta y espada de madera. Figuritas de barro en plaza de cartón, estampas de álbum. Tascas llenas a las cinco de la tarde, puro barato y aguardiente, aguaores rodeando el ruedo...la ciudad vivía los toros, admiraba los toreros y Joselito lo notó.

Ahora, los toreros (muchos no todos) son figuras de papel cuché, imágenes de una baraja televisiva ocupando los números de corazones, cowboys que desarman paparazzis, don juanes indiscretos, padres por sorpresa, residentes en Marbella... y eso no eran los toreros de la infancia que recuerdo, o al menos si su comportamiento era el mismo no se les daba el mismo trato. La fama de un torero se la da el toreo y se la quita el toro y nunca un aparato de marketing aunque consiga que el arte y las cualidades taurinas pasen a un segundo plano en detrimento del aficionado y en beneficio de la impaciencia de las peluquerías. A veces, cobra más importancia los famosos casposos que asisten a las corridas que los propios protagonistas del ritual que supone una tarde de toros. Los tendidos se convierten en pasarelas y escaparates de la calle Frivolidad mientras la vida de un hombre anda en juego sobre el albero.

Con esta perspectiva, líbrenos el destino de que los niños de hoy sueñen con ser toreros para salir en las revistas y acudir a un plató para desmentir un romance. Menos mal que como dije antes, la fama te la quita el toro, ese sí que no ha cambiado su comportamiento: aunque no embista igual que antes, asusta a quien no es torero, mata a todos los toreros por igual y muere dignamente.

Sueño de pantalones corto, flequillo despeinado, noche de reyes: mañana de muleta y espada de madera, figuritas de barro, plaza de cartón...


Luis Galán Pérez

domingo, 17 de mayo de 2009

suenan los clarines

Suenan los clarines:

Desde el portón de cuadrillas del Puerto de Santa María, inicio mi particular paseillo en el inmenso ruedo de esta plaza llamada Internet.

Mientras cruzo el albero algunas ilusiones se me agolpan en la cabeza. Una de ellas podría ser ajustarme una taleguilla GRANA Y ORO para lidiar una corrida de toros, cosa que por mi edad y falta de valor es totalmente imposible. Otra podría ser formar parte de una gran tertulia taurina, en una emisora de radio, cosa que por mi torpeza locuaz tampoco veo posible, o escribir un artículo en una revista taurina, cosa que no me atrevería por mi escaso conocimiento literario.

Lo que si veo posible es poder cambiar impresiones y hablar amistosamente con todos vosotros, sobre la fiesta más bonita del mundo, para así poder seguir aprendiendo.

También me gustaría iros enseñando el rincón taurino que poseo en mi domicilio y que hace unos años pude hacer realidad, lo que fue un sueño desde niño.

En mi rincón paso horas y horas viendo videos, leyendo, o tomando una copa de vino con algunos amigos, recordando ante cualquier cartel, alguna fotografía o ante cualquier detalle, un momento que se me quedó grabado en la memoria y que ya es historia.

Ahora que estoy a punto de llegar frente a la presidencia, para saludar al Usia y romper este momento mágico de mi particular paseíllo solo me queda daros las gracias a todos los que hacéis grande esta fiesta, ya que para ser torero, de oro o de plata, a pie o a caballo, ganadero, periodista, arenero, mulillero, monosabio o un simple aficionado que saca su entrada en la última fila de una grada de sol o de sombra, no hay que estar loco como dicen algunos, solamente con ser un romántico o un sentimental basta, y por fortuna de estos todavía quedamos muchos.

Gracias a todos, que Dios reparta suerte y...............Que suenen los clarines

Pepe Galán